sábado, 19 de noviembre de 2011

Los mejores años de nuestras vidas, capitulo 2

Marina:
 Me desperté en cuanto sonó el despertador. Apenas podía respirar de la ansiedad. Con mi camisón negro, semitransparente, salí al balcón a tomar el aire, y sentí una brisa fría en mis piernas.Me dolía mucho la cabeza. Nota mental, pensé. No emborracharme el día antes de empezar el curso. 
 Me pregunté que pensaría Sofía de mí. Ella, tan buena, enamoradiza, risueña... e inmadura. En realidad, llevaba todo el verano preguntándome que pensaría Sofía de mí. Cuando empecé a fumar junto a James, cuando estuve a punto de acostarme con él...
 Sofía era todo un bebé. Seguía loquita por un chico que no paraba de fingir que ella no existía. Y Sofi era una chica bastante guapa, y simpática. Podría salir con el chico que quisiese. Su pelo era castaño claro, casi rubio, y sus ojos verde oscuro. Su cara redonda rebosaba alegría. El año pasado, un chico guapísimo de la clase de  al lado le pidió salir. Y la tonta dijo que no. Esperaba que ese año hubiera madurado. 
 Cuando ví su linda cabecita atravesando la puerta, grité y corrí hacia ella. Dios, necesitaba un cigarrillo desesperadamente. Alex se acercó. En seguida le grité y entré en clase, furiosa.
 El tutor de ese año era joven, y nos echó una charla sobre la responsabilidad, sobre que habría que estudiar para pasar a bachillerato, y más cosas que no escuché. Andando hacia el instituto había visto a un chico muy guapo, algo mayor que yo, que me había guiñado un ojo. Y estaba segura de que en poco tiempo sería mio.
 En el recreo, apoyada en una pared con Sofía, observaba el patio. Y, como no, el chico que me había guiñado un ojo se acercó. Tenía un papel en la mano. Pero, cuando estaba enfrente, en vez de hablar conmigo, que era lo que yo esperaba, miró a Sofia y le enseñó el papel. Era una citación de una profesora de ciencias, y juntos fueron al laboratorio, dejándome sola en la pared. Me fui a un rincón a fumar. Nunca me había sentido peor.