domingo, 8 de enero de 2012

lunes, 2 de enero de 2012

Los Mejores Años De Nuestras Vidas , capitulo 7


 Por Sofía:

Volvimos hacia casa, calladas, avergonzadas, ella por lo que me había dicho en el patio y yo... yo por muchas cosas. Por no a verle dicho nada a Marina y haberme que dado callada como una tonta, cuando me contó lo de James .También estaba avergonzada de solo poder contestar a las preguntas que me decía Javi a base de una o dos palabras, ya que me ponía roja y solo podía inventarme excusas para poder irme de esas situaciones incomodas. 

Pero de lo que mas me avergonzada estaba era de que después de 2 años ya sin salir con Alex y no me atrevía a mirarle ni a decirle ni una palabra o solamente un simple hola seco y amargo.

   -¿Estas bien?-dijo Marina. Antes me había preguntado como le había cambiado tanto la voz, pero ahora sabía el por qué esa voz ronca.

   Quise contestar algo así como: "Bueno... me acabo de enterar que mi mejor amiga FUMA  y que por casi se acuesta con un chico, no se como estoy, ¿tu como estarías?"

   Pero no me atreví.

   -Estoy bien, solo un poco cansada, ya sabes, es el primer día...

   -Lo siento, no debería habértelo dicho.
   
   -Claro que no-contesté mirándola a los ojos por primera vez en toda la conversación-. Porque no debería haber pasado

   -¡Pero no me acosté con el!-empezó a hablar mas alto- Y no hace falta que me lo eches en cara. Las amigas estaban para apoyarse, ¿recuerdas? Además, a ti lo que te jode no es que me haya liado con James. A ti lo que te jode de verdad es que yo haya encontrado a un chico ideal para mí, y tu sigas detrás de ese subnormal que pasa de ti.

   La gente empezó a darse la vuelta para mirarnos.

   Entre en mi casa, y subí las escaleras de mi bajo de dos plantas.
Subí corriendo a mi cuarto y la vi parada, mirando a la puerta y a lo mejor me equivoco, pero me pareció ver que una lágrima le corría por mejilla.
***
   "PIPIPIPIPI" maldito despertador. Lo que daría que fuera sábado para no ver a Marina. No tenía a nadie con quien ir. Sí, tenía más amigos aparte de ella, pero hacía mucho que no hablaba con ellos. Tenía ganas de quedarme en la cama. Me había peleado con Marina muchas veces de pequeña, y siempre tenía la sensación de que no volvería a  ser amiga suya, pero ahora iba en serio. No podía soportar lo que me había dicho, sobre todo porque era verdad. 

   Llevaba años detrás de Alex, y él no se fijaba en mí. 
   
   -¡Sofía! Date prisa o llegarás tarde.
   
   Pero, por muy verdad que fuera lo que me había dicho, no pensaba perdonarla nunca.
   
   Me puse la ropa lo más rápido posible, agarré mi mochila, y salí por la puerta. Mi madre me gritó que no había desayunado, pero eso me daba igual.
   
   Ahí en la puerta, esperando, estaba Javi; con unos vaqueros, una sudadera azul, y una gran sonrisa en sus carnosos labios. Algo se revolvió en mi tripa cuando me saludó, no sin dejar de sonreír. Me decía a mi misma que era solo porque no había desayunado, pero sabía que había algo más.
   
   Javi era alto, sobre todo comparado conmigo.
   
   -¿Como sabes donde vivo?-pregunté, mientras chocaba los talones de mis bailarinas azules, un tic nervioso desde la infancia. Intentaba mantener la calma, pero no podía-. Y... ¿por qué has venido?
   
   -Ah, nada que ayer volviendo a casa con unos amigos que te conocían, pasamos por aquí y me dijeron que esa era tu casa, así que hoy... pasando por aquí me he acordado y he querido acompañarte a clase.
   
   -¿Donde vives?
   
   -Yo... Por aquí cerca.
   
   No parecía muy convencido, pero no insistí.
   
   -Gracias-dije
   
   -¿Por qué?

   -Por haberme esperado, y acompañarme.-dije, intentando parecer lo mas coqueta posible. La verdad es que estaba bastante orgullosa de como estaba manteniendo la calma en esa conversación, aunque el corazón me latía con fuerza.

   -Pasaba por aquí-dijo. Se había detenido.

   -¿Que pasa?

   -¿Donde está tu amiga Marina?

   Por alguna razón, sentí mucha rabia al ver que él se preocupaba por Marina. Me costó segundo darme cuenta de que estaba muy enfadada con ella.

   -Ya no es mi amiga-dije

   -¿Os habéis enfadado?

   -No-dije, por primera vez en voz alta-. No creo que volvamos a ser amigas nunca más.

   -Oye, ¿te puedo preguntar una cosa?

   -Sí, dime

   -¡Javi! ¿tío vienes?-. Gritó una voz masculina. Habíamos llegado al instituto.

  -Ya has hecho amigos, ¿no?-pregunté

   Me miró un momento, y después dijo:

   -Luego hablamos.

   Y se fue andando, dejándome a mí con el corazón palpitando muy, muy fuerte. 
   
   Y estaba muy feliz, hasta que al entrar en clase vi a Marina coqueteando con Alex.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Al final

Al final, 
al único al que le importa 
que tengas un buen corazón, es a tu cardiólogo

sábado, 24 de diciembre de 2011

Los Mejores Años de Nuestras Vidas, capítulo 6

Por Marina:

   Despues de contarle a Sofía cada detalle del verano, me sentí mucho mejor. Ella, sin ninguna expresión, me miraba, sin decir nada.
   -¿Entonces ahora fumas?-dijo, y sin esperar una respuesta, añadió- ¿y has salido con un solo chico?
   -Sí-dije, mirándola a los ojos.
   Y, para quitar peso a todo lo que acababa de decir, pregunté:
   -¿Y tu? ¿Que has hecho este verano?
   Sofía se quedó parada, sin decir absolutamente nada, sentada en el banco, como había estado durante mi relato. Se levantó, y, sin decir una palabra se fué. Ella no era así. Si estuviese sorprendida, hubiese gritado. Si estuviese enfadada, hubiese gritado. En realidad, en casi cualquier situación, Sofia hubiese gritado.
   Pero no. No estaba feliz, ni triste, ni enfadada, ni sorprendida. Porque entonces hubiese gritado, ¿no? Era otra cosa. Y, cuando ví sus ojos color avellana mirando al suelo, y sus pasos lentos que no iban a ninguna parte, me dí cuenta. Estaba decepcionada.
   Cuando me puse delante suya para que no pudiera seguir andando, me dí cuenta de lo que había crecido mi mejor amiga durante el verano. Ella nunca había sido alta, pero ya no era tan diminuta como el año pasado.
   Levantó la vista, y me miró. Se quedó en silencio durante un tiempo, y pude observar los detalles de su rostro. Sus ojos eran castaño claro, muy suave, nada que ver con los mios, que eran color dorado. Cuando nos conocimos en primaria, ella era una preciosa niña rubia, pero su pelo se había oscurecido en estos años hasta ser castaño claro. Tenía algunas pecas, que hacían de su alegre e infantil. Pero en ese momento no era ninguna de las dos cosas.
   -¿Por...?-tartamudeó, con su voz suave, dulce, y algo aguda-¿Por qué? ¿Por qué te has liado con eso chico? Casi... ¿lo haceis? ¿Por qué fumas? ¿Por qué?
   Al principio me dispuse a reir, pero luego me dí cuenta de que lo decía muy en serio.
   Y, al entrar en clase, no me habló, ni me mandó otitas, ni se puso a hacer bromas sobre los profesores.
No se puede haber enfadado conmigo, pensé. No tiene ninguna razón. Pero sí que la tenía. Yo había salido con James, me había comportado como esas chicas de las que las dos nos burlábamos al ver realities de MTV.
   Pero, a la salida, hablamos sobre sandalias. No, ni una palabra de lo que le había contado en el patio. Se podría pensar que eso era bueno, pero no. Cuando Sofía, que siempre hablaba como un loro, no hablaba sobre algo, era porque no quería. Y cuando Sofía no quería hablar de algo, era porque algo malo pasaba.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Los mejores años de nuestras vidas,capitulo 5

Por Sofia:


Estaba realmente feliz, aunque no sabia si era por que Marina había aparecido o porque Javi habia hecho que me olvidara de Alex, al menos por unos minutos.
Entramos a clase y tocaba biologia. Nos tuvimos que poner en parejas, y como ví que Marina no se movia, me acerqué y me sente con ella.


-Vamos chicos  sentaos...-dijo con aire aburrido el profesor que acababa de entrar en la clase
   Y entonces nos explicó todas esas cosas que hay que explicar el primer día porque aún no tenemos cuaderno, y no podemos hacer nada.
-Ehh¿ te pasa algo?-le susurré a Marina, que ya no tenía el aire divertido y sonriente del año pasado.
-¿A mi?-dijo con esa nueva voz ronca que me erizaba el vello de los brazos.
-Si a ti-dije mirándola fijamente, aunque ella rehuía mi mirada- ¿a quién si no?
-No tranquila, solo es que estoy un poco cansada.
Yo sabía cuando Marina mentía. Cuando lo hacía, siempre se tocaba una oreja. Nunca le había dicho que tenía ese tic porque así era como la había pillado toda la vida. Sin embargo, Marina sabía que yo siempre la pillaba, y no solía molestarse en mentirme. Pero ahora sí que lo hacía.
-No me lo creo-dije intentando hacer que por lo menos me mirara- .venga Marina que te conozco.
-No me pasa nada, te lo prometo -y esbozo un pequeña sonrisa - ¿Y tu no estas muy feliz ?
   Mierda. Se había fijado.
   -¿Yo? Bueno. Un poquito.
   -¿Y a que se debe?-dijo con ese tono de voz cómico que tanto echaba de menos.
   - Ahh... si tu no me lo dices yo a ti tampoco
   -¡Entonces reconoces que te pasa algo!-dije quizás demasiado alto
   -Silencio ahí atras, chicas-dijo el profesor con un tono grave
-Te has librado, pero cuando acabe la clase hablaremos-dije lo mas bajo posible, tanto que seguramente Marina no me oyó.


Nos pasamos toda la clase calladas, cosa muy rara en mí, ya que no puedo estar mas de diez  minutos sin hablar.
   Sonó el timbre, y antes de darme cuenta Marina ya se intentaba ir para no hablar conmigo sobre lo que le pasaba.Pero yo no podía evitar preocuparme de ella a si que heche a correr tras ella.Pero al correr no me di cuenta de que habia alguien delante mía y me choqué.
   -Podrias tener mas cuidado-dije cabreada, porque ese día estaba más que harta.
   -Lo siento-dijo una voz familiar-¿Sofia?
   -Javi-dije, casi sin respiración.
   -No pasa nada-dijo, al parecer sin darse cuenta de que sus preciosos ojos me dejaban petrificada-¿Que clase te toca ?
   -Lengua-dije, porque fué lo primero que se me pasó por la cabeza. No tenía ni idea de que asignatura tocaba.
   Me sonrió, sin ninguna razón aparente.
   Sin darme cuenta, una gran sonrisa iluminó mi cara. Tenía la oportunidad de hablar con ese chico, que sin saber por qué, me había caido inusualmente bien.
   Espera. ¿Por qué estaba hace unos segundos corriendo como una loca? Mierda. Marina. Marina es mucho mas importante que este chico, me dije. Pero Marina está huyendo de mí. Y, aunque la alcance, no me va a decir que le pasa. 
Claro no lo dudes
Me di la vuelta y empece andar hacia donde se habia ido ella.

martes, 6 de diciembre de 2011

(L)


Y si me ves dar un paso atrás, que 
sepas que solo es para coger carrerilla.

Los mejores años de nuestras vidas, capítulo 4

Por Marina:
James había venido desde California para ver a su madre, que era española.
No tenía nada que ver con la mayoría de los chicos con los que había salido. Era guapo, sí, pero tambien era un chico malo. Me había contagiado todo lo que hacía. Cuando le veía sonreir, me ponía feliz. Cuando él estaba triste, a mí se me saltaban las lágrimas. Y, cuando, por primera vez, sacó un cigarro de una cajetilla color rojo y blanco, yo también quise probarlo. Quise hacer lo que hacía él. Yo también quería que mis labios hiciesen esa ligera curva cuando exhalaba el humo, también quería que mi boca supiera a tabaco, como la suya.
  Pero, sobre todo, empezé a fumar compulsivamente cuando James volvió a los Estados  Unidos. Aunque aún podía hablar con él por teléfono, o por facebook, sabía que para llamar a James y escuchar su dulce acento, tendría que pagar una gran factura de movil. y las palabras dichas por chat eran vacías.
Pero cuando sacaba el mechero y lo acercaba a la punta del pitillo, cuando mi dedo giraba la rueda y se encendía una llama anaranjada, me embargaba la emoción. Me imaginaba cada momento con James, cada día que habíamos pasado juntos, y me imaginaba que quizas él, aunque estaba lejos, estaba fumando, también, y estaba pensando en mí.
   Y esa posibilidad, por remota que fuera, me hacía sentir mejor. Como si volviese a estar a su lado.
***
   Cuando el pitillo se consumió, lo tiré al suel y lo pisé con mi sandalia negra. Era septiembre, y hacía calor, pero algunas nubes blancas tapaban el sol. Caminé hacia donde se habían dirigido Sofia y ese tío bueno.
   Y les ví allí, a pocos centímetros uno del otro, sonriendo, mirándose a los ojos como embobados.
   -Aaah-escuché decir a Sofia en tono condescendente.
   -¿Pasa algo?-dijo ese chico, mientras se pasaba una mano por su espesa melena.
   Sofía inclino la cabeza y sonrió de la manera mas coqueta que nunca había visto en ella.
   -Bueno, si no nos ha llamado ninguna profesora... Me voy-dijo con pinta de no querer irse-. Mi amiga me tiene que estar echando de menos.
   -¿Tu amiga es esa chica de pelo rizado que nos está espiando?-dijo mirándome con esos ojos color miel que hicieron que me derritiera.
   Sofía rió, muy segura de sí misma.
   -Sí, es esa-dijo.
   Los dos me miraban, sonriendo, cuando sonó la sirena. Sofía corrió hacia mí, dando saltos, prácticamente volando. Y ví que, por primera vez en mucho tiempo, mi amiga estaba realmente felíz.